Entradas

Mostrando entradas de abril, 2014

Vivir

Todavía hecha un ovillo, cada vez más pequeño, en una esquina de mi cama. No era capaz de derramar una simple lágrima; el llanto no conseguía salir fuera, tenía todo ese dolor punzante justo al borde pero nada. Como si todo él pugnase por salir al exterior al mismo tiempo a través de una puerta demasiado pequeña para permitirlo. Recordaba los hechos: cada movimiento, cada mirada, cada paso vacilante, cada segundo de aquella gran agonía que había tenido lugar unas pocas horas antes. El aire de mi habitación me parecía cada vez más asfixiante; pero, ante el pensamiento lógico de levantarme a abrir la ventana, solo pude encogerme aún más y soltar un pequeño gemido lastimero. Cada vez estaba más en el límite y no podía resistirlo, dolía demasiado. Todo desesperación, impaciencia, frustración…era toda esa ausencia de una posible liberación lo que hacía que el pecho cada vez subiese y bajase a un ritmo mayor. Dolor, todo lo que tenía dentro de mí era dolor; y era mucho más doloroso aún sa

Euforia

Seguíamos moviéndonos, extenuados, manteniendo nuestra energía a base de la felicidad que nos  inundaba en esos momentos. No era esa felicidad plena que se siente cuando crees que lo tienes todo y una calma completa te invade; te sientes llana… llanamente feliz, es como encontrar la meta y sentir que todo encaja. Pero no era eso lo que sentíamos. Era ese instante de felicidad intensa, de euforia apenas contenida que te arrolla en determinado momento a causa de algo que no parece lo suficientemente importante como para provocar semejante reacción. Pero allí estábamos nosotros, sintiendo ere momento delirante en cada una de nuestras células. Los tres moviéndonos al ritmo de la atronadora música que provenía de los altavoces colgados por la habitación. No eran movimientos calculados, no era un baile en sí mismo… solo eran movimientos frenéticos que hacían subir nuestra adrenalina hasta llegar al éxtasis. Me sentía poderosa en ese momento, creía que todo lo que me propusiese lo podría

Semana Santa

Por fin una semanita de ``descanso´´. Lo necesitaba con urgencia; serán pocos días pero al menos me dará un respiro antes del último trago. Aunque dedicaré casi cada día a estudiar lo que toca, por lo menos tendré más tiempo libre de lo normal, y con un poco de suerte haré algo diferente que me ayude a desconectar. Espero pasar al menos un par de días en San Vicente de la Barquera, me encanta ese sitio pese a que cuando hace mal tiempo es un poco soso. No tiene explicación lógica, pero me recuerda al verano, me gusta pasear por la playa aunque haga viento y la temperatura sea demasiado baja para esta época. Me conozco ese sitio como la palma de mi mano y, aun así, siempre disfruto simplemente paseando por los soportales. No será la mejor semana de la historia, pero me alegra pensar que es un pequeño descanso antes del plato fuerte. Me queda más de una semana, pero ya me sabe a poco.

Ese sueño

Y ese sueño vuelve a despertarme en la madrugada. Siempre el mismo rostro, siempre en el mismo lugar, siempre yo pendiente de algo que me supera de una forma tan extraña… pendiente de algo que no comprendo, esperando algo o a alguien que no conozco. Siempre ese sentimiento de frustración, de aburrimiento ante los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, siglos… no sé el tiempo que transcurre. Solo me veo reflejada en el agua estancada de un charco que jamás se seca, siempre observo mi reflejo, derrotada y resignada, al ver como mi cara se va consumiendo cada vez más. Veo como envejezco sin remedio, como el tiempo pasa sin que haya nada en mis manos que yo pueda hacer. Estoy sola en un lugar completamente desconocido para mí pero que a la vez me resulta extrañamente conocido. La luz es muy intensa y mi mente me recuerda, aunque no lo comprendo, que es algo insólito en ese lugar. Me aparto el pelo que me cae sobre la cara y que se va haciendo cada vez más escaso y se va tor