Miedo
Antes me gustaba correr. En verano me levantaba temprano, me vestía, me ponía los playeros y bajaba hasta la playa. Amanecía, era precioso: la bruma de la mañana, el (casi) silencio, las olas blancas y el mar inmenso y azul, la arena fina, el alrededor de un verde intenso, el cielo, el sol... Llegaba con una toalla, un bote de crema y una botella de agua que dejaba junto a una roca...siempre la misma... Me ponía los cascos cuando sentía que lo necesita o sino escuchaba solo el aire y el mar. A esas horas solo había unos pocos perros con sus dueños. Estiraba un poquito y empezaba a correr. Despacio al principio y luego cada vez más rápido. El aire me daba en la cara, me apartaba los mechones de pelo que se me iban soltando de la coleta. Lo mejor era la sensación de libertad, de que todo era posible si seguía corriendo. Cuanto más rápido iba más me quemaba el pecho al empezar a faltarme aliento...me gustaba. Después me quitaba la camiseta y los pantalones quedándome en bikini y me